Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias

La Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias, conocida popularmente como la Cofradía del Silencio, representa uno de los momentos más sobrecogedores y auténticos de la Semana Santa de Zamora. Fundada en 1925, esta hermandad es portadora de una de las esculturas renacentistas más sublimes de España, el Cristo de las Injurias, y protagoniza cada Miércoles Santo un acto único en la geografía española: el Juramento del Silencio. Con cerca de 2.500 hermanos, el desfile de túnicas blancas y capirotes rojos recorre las calles zamoranas envuelto en un silencio absoluto, solo roto por el sonido de los clarines, los cascos de los caballos y el ritmo apagado de dos tambores destemplados. Es una experiencia que trasciende lo religioso para convertirse en un fenómeno cultural que emociona tanto a devotos como a visitantes.

Procesión de la Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias en Zamora
Procesión de la Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias (del Silencio), Zamora, Semana Santa 2014. Autor: Antramir, Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0).

Orígenes y recorrido

La historia de esta cofradía está íntimamente ligada al rescate del olvido de una obra maestra. El Cristo de las Injurias, magnífica talla del siglo XVI que permanecía casi olvidada en la Capilla de San Bernardo de la Catedral de Zamora, comenzó a salir en procesión gracias a la iniciativa de varios zamoranos devotos. En 1902 y 1903 se organizaron procesiones populares que trasladaban la imagen desde la Catedral hasta la iglesia de San Esteban, donde participaba en el Santo Entierro del Viernes Santo. Sin embargo, estas salidas fueron suspendidas ante la reticencia del Cabildo catedralicio a ceder la imagen.

El empeño de un grupo de cofrades, apoyado finalmente por la intercesión del Obispo de la diócesis, dio sus frutos el 13 de marzo de 1925, fecha en la que quedó canónicamente fundada la Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias. Ese mismo año, la cofradía celebró su primera procesión del Miércoles Santo, estableciendo desde entonces el Juramento del Silencio como seña de identidad. Desde aquellos primeros 126 hermanos que desfilaron con túnicas que costaban entre 35 y 40 pesetas, la hermandad ha crecido hasta convertirse en una de las más numerosas y veneradas de Zamora, alcanzando en 2025 su primer centenario de historia ininterrumpida.

Sede canónica

La sede canónica de la cofradía se encuentra en la Santa Iglesia Catedral de Zamora, templo románico del siglo XII considerado el edificio más representativo de la ciudad. En concreto, el Cristo de las Injurias recibe culto durante todo el año en la Capilla de San Bernardo, un espacio del siglo XIV ubicado en la nave de la epístola que fue añadida al conjunto románico original. Esta capilla, de estilo renacentista, alberga un retablo barroco del siglo XVII obra de Tomás de Troas y el sobrecogedor crucificado que da nombre a la hermandad.

Vestimenta de los cofrades

El atuendo de los hermanos de la Cofradía del Silencio destaca por su sobriedad y su carga simbólica. Los cofrades visten túnica de estameña blanca, un tejido humilde que representa la pureza y la austeridad propias del espíritu penitencial. Sobre la cabeza portan un caperuz de terciopelo rojo, color que simboliza la sangre de Cristo y el martirio. En la pechera del hábito luce el distintivo bordado de la hermandad, permitiendo la identificación de cada cofrade.

Complementan la indumentaria un cíngulo blanco, un decenario (pequeño rosario de diez cuentas que cuelga de la cintura), guantes blancos y calzado negro discreto. Durante la procesión, cada hermano porta un hachón de madera con una vela de cera que se apoya en la cintura, iluminando las calles con una luz tenue y reverente. Este conjunto, prácticamente inalterado desde la fundación de la cofradía en 1925, convierte el desfile en un espectáculo visual de gran impacto en el que la uniformidad del blanco y el rojo inunda las calles zamoranas.

El Cristo de las Injurias

El Santísimo Cristo de las Injurias es una excepcional talla en madera de nogal policromada que representa a Cristo crucificado ya muerto. Con una altura que supera los dos metros (ligeramente mayor que el tamaño natural), la escultura impresiona por su magistral factura anatómica, su expresión serena de dolor y su perfecto equilibrio entre el realismo y la idealización clasicista. La imagen muestra a Cristo con la cabeza inclinada hacia la derecha, los ojos cerrados, el rostro marcado por el sufrimiento contenido y una anatomía que refleja el estudio renacentista del cuerpo humano en toda su dignidad.

La obra fue realizada entre 1520 y 1540, situándose cronológicamente en el primer Renacimiento español. Durante décadas, su autoría ha sido objeto de intenso debate entre los historiadores del arte. Se ha atribuido sucesivamente a escultores de la talla de Gaspar Becerra, Jacobo Florentino, Arnau Palla y Diego de Siloé. Los estudios más recientes, especialmente los del profesor Luis Vasallo Toranzo de la Universidad de Valladolid, defienden de manera convincente la autoría de Diego de Siloé, el gran maestro burgalés formado en Italia. Según esta investigación, el Cristo habría sido encargado por Juan Rodríguez de Fonseca, obispo de Burgos y natural de Toro, hacia 1520, pasando posteriormente al Monasterio de San Jerónimo de Zamora tras la Desamortización de Mendizábal en el siglo XIX, y finalmente a la Catedral, donde recibe culto desde entonces.

La escultura destaca por detalles técnicos admirables: la corona de espinas que atraviesa la frente, el realismo de las heridas, el tratamiento del cabello que cae en mechones trabajados con delicadeza, y el paño de pureza anudado con naturalidad. Catalogada por numerosos expertos como la mejor imagen renacentista de la imaginería religiosa española, el Cristo de las Injurias es sin duda el símbolo devocional más venerado de Zamora.

El cortejo procesional del Miércoles Santo

La procesión de la Cofradía del Silencio se celebra en la tarde del Miércoles Santo, con inicio aproximado a las 20:30 horas en la Plaza de la Catedral. Antes de que comience el desfile, tiene lugar el momento más emblemático y solemne de toda la Semana Santa zamorana: el Acto del Juramento del Silencio.

Los hermanos, en número cercano a los 3.000, se congregan en el atrio de la Catedral, arrodillados en torno a la imponente imagen del Cristo de las Injurias. Tradicionalmente, el Alcalde de Zamora, en representación de toda la ciudad, realiza la ofrenda del silencio ante el crucificado, comprometiéndose a que todos los presentes guardarán absoluto mutismo durante el recorrido (aunque en la actualidad, la cofradía se reserva la facultad de designar a otra persona si el regidor no aceptase la invitación). Acto seguido, el Obispo de la diócesis solicita a los hermanos el juramento con la fórmula: «Hermanos de la Cofradía del Santísimo Cristo de las Injurias, ¿juráis guardar silencio durante el recorrido de esta procesión?», a lo que los cofrades responden al unísono: «Sí, juramos».

Una vez realizado el juramento, el desfile se pone en marcha con una estructura cuidadosamente ordenada. Tres hermanos a caballo con las banderas y tres palafreneros abren la comitiva. A continuación, desfilan dos grandes pebeteros de incienso portados a hombros por hermanos. El más antiguo está coronado por una reproducción de la cúpula de la Catedral, mientras que el segundo, de factura más reciente, representa la torre del Salvador, ambos elementos arquitectónicos del templo catedralicio. El aroma del incienso impregna las calles, creando una atmósfera envolvente y mística.

A lo largo de la procesión, cuatro heraldos —dos al comienzo y dos hacia la mitad del cortejo— hacen sonar sus clarines anunciando el silencio, un toque que retumba en las fachadas de piedra y recuerda a todos los presentes el compromiso asumido. El silencio de la procesión solo es interrumpido por el sonido de los clarines, los cascos de los caballos al paso y el ritmo lento de dos tambores destemplados que acompañan el paso del Cristo.

El paso del Santísimo Cristo de las Injurias, portado a hombros por hermanos costaleros, avanza lentamente por las calles del casco histórico zamorano. El respeto es absoluto: la multitud que abarrota calles y plazas guarda un silencio reverente, creando uno de los momentos de mayor recogimiento de toda la Semana Santa española. El itinerario atraviesa las principales arterias de la ciudad —Plaza de la Catedral, Puerta del Obispo, Plaza de Arias Gonzalo, Rúa del Silencio, Plaza de Viriato, Plaza Mayor, Rúa de los Francos— para finalizar en la Plaza de Santa María la Nueva, donde se produce la emotiva entrega del Cristo a la Real Cofradía del Santo Entierro, que lo incorporará a su procesión del Viernes Santo.

Cultos y celebraciones anuales

Más allá de la procesión del Miércoles Santo, la Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias mantiene una vida espiritual activa a lo largo del año. El acto litúrgico más destacado fuera de la Semana Santa es el Triduo al Cristo de las Injurias, que tradicionalmente se celebra en el mes de septiembre, en torno a la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre). Durante tres días consecutivos (12, 13 y 14 de septiembre), a las 20:00 horas, la hermandad organiza eucaristías solemnes en la Catedral de Zamora, donde los cofrades y devotos rinden homenaje al Cristo de las Injurias con oraciones, cánticos y reflexiones sobre el misterio de la Cruz.

Con motivo de la celebración del centenario de la cofradía en 2025, la hermandad ha programado un amplio calendario de actos conmemorativos, incluyendo la presentación de dos libros históricos y artísticos, la entrega de un medallón conmemorativo para los hermanos, y un Triduo extraordinario cuya fecha y ubicación se han adaptado a las circunstancias de la exposición de Las Edades del Hombre en Zamora. Además, está prevista la celebración de un concierto de alto nivel y otras actividades culturales que realzan la importancia de este aniversario histórico.

Tradiciones singulares

La Cofradía del Silencio y su imagen titular están rodeadas de curiosidades y leyendas que han alimentado la devoción popular durante siglos. Una de las más conocidas cuenta que el Cristo llegó desde Granada tras haber sido injuriado por unos moriscos durante la rebelión de las Alpujarras en 1568, de ahí su advocación de «Cristo de las Injurias». Sin embargo, esta teoría ha sido descartada por los historiadores, ya que existen referencias documentales del crucificado en Zamora desde 1551, anteriores a la revuelta morisca.

Otra leyenda, de carácter moralizante, narra que un caballero juró en falso ante esta imagen de Cristo sobre unos amores ilícitos con una dama. Como castigo divino por su pecado, el caballero desapareció milagrosamente, convirtiéndose en una advertencia sobre la gravedad del perjurio.

Un dato curioso es que el Juramento del Silencio, inicialmente celebrado en el interior del atrio catedralicio, tuvo que ser trasladado a la propia Plaza de la Catedral debido al crecimiento exponencial del número de hermanos, que actualmente ronda los 3.000 cofrades. Este acto ha adquirido tal relevancia mediática que año tras año aparece en las portadas de medios de comunicación nacionales e internacionales.

Tradicionalmente, la cofradía estaba integrada exclusivamente por hombres, pero en décadas recientes se ha abierto a la participación femenina, permitiendo que mujeres puedan también formar parte de este desfile de profundo recogimiento. Esta apertura ha contribuido a que la hermandad siga creciendo y renovándose sin perder su esencia.

El aroma del incienso quemado en los pebeteros es otro elemento sensorial característico que invade las calles durante la procesión, creando una atmósfera envolvente que se graba en la memoria de quienes lo experimentan. Los dos pebeteros, uno antiguo y otro más moderno, representan la continuidad entre pasado y presente de la arquitectura catedralicia zamorana.

Finalmente, cabe destacar que en 2024, la lluvia obligó a suspender la procesión, un hecho excepcional que puso de manifiesto la vulnerabilidad de estas celebraciones ante la meteorología y la tristeza que genera en la ciudad cuando el Cristo de las Injurias no puede salir de la Catedral.

Información práctica

Alojamiento: Zamora cuenta con una amplia oferta hotelera que se adapta a todos los presupuestos. Destacan establecimientos como el Parador de Turismo de Zamora, el Hotel Horus, el AC Hotel Zamora o el NH Palacio del Duero. Para quienes buscan opciones más económicas, existen hostales céntricos como el Hostal La Reina o el Hostal Trefacio. Es imprescindible reservar con antelación si se planea visitar Zamora durante la Semana Santa, ya que la ocupación hotelera es prácticamente total.

Transporte: Zamora está bien conectada por carretera a través de la A-66 (Autovía Ruta de la Plata) que une Gijón con Sevilla. La ciudad dispone de estación de autobuses con conexiones regulares a Madrid, Valladolid, Salamanca y otras capitales. También cuenta con estación de tren (línea Madrid-Galicia). Para desplazarse por el casco histórico durante la procesión, lo más recomendable es hacerlo a pie, ya que las calles del recorrido quedan cortadas al tráfico y el entorno peatonal permite disfrutar mejor del ambiente.

Vestimenta recomendada: Las procesiones de Semana Santa en Zamora se celebran en horario nocturno o de madrugada, y las temperaturas en marzo o abril pueden ser frescas, oscilando entre los 5 y 15 grados. Se recomienda llevar abrigo, calzado cómodo para caminar por el empedrado zamorano, y ropa discreta y respetuosa acorde con el carácter religioso del evento. Un chubasquero o paraguas puede resultar útil en caso de lluvia.

Gastronomía: La visita a Zamora debe completarse con el disfrute de su rica gastronomía. Son imprescindibles el arroz a la zamorana, las mollejas, el bacalao a la tranca, el lechazo asado y los embutidos ibéricos de la provincia. Para el postre, las rebojo de canela y las natillas zamoranas son auténticas delicias. Algunos restaurantes recomendables son El Rincón de Antonio, La Rúa o El Ajo. Acompañar la comida con vinos de las denominaciones de origen Toro o Arribes completa una experiencia gastronómica memorable.

Preguntas frecuentes

¿Cuándo se fundó la Cofradía del Silencio?
La Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias fue fundada canónicamente el 13 de marzo de 1925, celebrando su primer centenario en 2025.

¿Por qué se llama Cofradía del Silencio?
Recibe este sobrenombre popular por el Acto del Juramento del Silencio que realizan los hermanos antes de la procesión, comprometiéndose a no hablar durante todo el recorrido, creando un ambiente de profundo recogimiento y respeto.

¿Quién fue el autor del Cristo de las Injurias?
Aunque la autoría no está documentalmente confirmada, los estudios más recientes y convincentes, especialmente los del profesor Luis Vasallo Toranzo, atribuyen la talla a Diego de Siloé, el gran escultor burgalés del Renacimiento, quien la habría realizado hacia 1520 por encargo del obispo Juan Rodríguez de Fonseca.

¿Cuántos hermanos tiene la cofradía actualmente?
La hermandad cuenta con aproximadamente 2.500 a 3.000 hermanos, siendo una de las cofradías más numerosas de Zamora.

¿Qué día desfila la procesión del Silencio?
La procesión se celebra en la tarde del Miércoles Santo, con inicio aproximado a las 20:30 horas desde la Plaza de la Catedral.

¿Dónde se puede ver el Cristo de las Injurias fuera de la Semana Santa?
La imagen recibe culto permanente en la Capilla de San Bernardo de la Catedral de Zamora, donde los fieles y visitantes pueden acercarse a venerarla durante el horario de apertura del templo.

¿Qué significan los colores del hábito?
La túnica blanca de estameña representa la pureza y la humildad, mientras que el caperuz rojo de terciopelo simboliza la sangre derramada por Cristo y el martirio.

¿Pueden las mujeres participar en la procesión?
Sí, aunque tradicionalmente la cofradía estaba integrada solo por hombres, actualmente las mujeres pueden formar parte de la hermandad y desfilar en la procesión.

¿Qué son los pebeteros que desfilan en la procesión?
Son dos grandes incensarios portados a hombros que queman incienso durante todo el recorrido. Uno está coronado con la cúpula de la Catedral y el otro con la torre del Salvador, ambos elementos emblemáticos del templo zamorano.

¿Cómo puedo llegar a Zamora para la Semana Santa?
Zamora está conectada por la Autovía A-66, y dispone de estación de autobuses con conexiones regulares desde Madrid, Valladolid y Salamanca, así como estación de ferrocarril en la línea Madrid-Galicia.

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