Hermandad Penitencial de Nuestro Señor Jesús, Luz y Vida

La Hermandad Penitencial de Nuestro Señor Jesús, Luz y Vida constituye una de las instituciones más jóvenes y singulares de la Semana Santa de Zamora. Fundada en 1988, esta hermandad ha logrado consolidarse como una de las expresiones más emotivas y espirituales del panorama cofrade zamorano, aportando un mensaje de esperanza en la Resurrección y manteniendo viva la memoria de todos aquellos que forjaron la tradición pasional de la ciudad. Su procesión nocturna del Sábado de Pasión, iluminada por centenares de faroles artesanales, se ha convertido en uno de los momentos más conmovedores de la Semana Santa zamorana, combinando devoción, recogimiento y un profundo respeto hacia los difuntos.

Procesión de la Hermandad Penitencial de Nuestro Señor Jesús Luz y Vida en Zamora
Procesión de la Hermandad Penitencial de Nuestro Señor Jesús Luz y Vida, Zamora, Semana Santa 2012. Autor: Antramir, Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0).

Con sede canónica en la Santa Iglesia Catedral de Zamora, esta hermandad se distingue por su carácter penitencial y su vocación de servicio a la memoria colectiva. Cada año, aproximadamente 700 hermanos y hermanas participan en una procesión única que culmina en el Cementerio Municipal de San Atilano, donde se realiza una ofrenda floral en honor a todos los cofrades fallecidos y a cuantos contribuyeron a engrandecer la Semana Santa de Zamora.

Origen e historia

La Hermandad Penitencial de Nuestro Señor Jesús, Luz y Vida fue aprobada canónicamente el 3 de mayo de 1988, convirtiéndose así en la hermandad más reciente de las que desfilan en la Semana Santa de Zamora. Su primera salida procesional tuvo lugar apenas once meses después de su fundación, concretamente el 11 de marzo de 1989, cuando recorrió por vez primera las calles zamoranas hasta el cementerio de San Atilano.

Desde su constitución, esta hermandad nació con una finalidad muy concreta y diferenciadora: rendir homenaje póstumo a todos los miembros de las distintas cofradías y hermandades de Zamora que ya no están presentes, así como proclamar el mensaje de luz y vida eterna que emerge tras la muerte. Su nombre no es casualidad: «Jesús, Luz y Vida» hace referencia directa al simbolismo pascual de Cristo como luz que rompe las tinieblas de la muerte y como fuente de vida eterna para todos los creyentes.

A lo largo de más de tres décadas, la hermandad ha mantenido intacta su esencia fundacional, consolidándose como una institución de profundo calado espiritual que complementa el rico patrimonio pasional zamorano. Su crecimiento ha sido constante: lo que comenzó como una iniciativa de un grupo reducido de devotos se ha transformado en una hermandad con aproximadamente 700 miembros activos, todos ellos unidos por el deseo de honrar la memoria de quienes les precedieron y de proclamar el mensaje esperanzador de la Resurrección.

Templo sede y capilla de culto

La Hermandad de Jesús, Luz y Vida tiene su sede canónica en la Santa Iglesia Catedral de Zamora, uno de los monumentos más emblemáticos del románico español y símbolo indiscutible de la ciudad. Este templo, con su característico cimborrio bizantino cubierto de escamas de piedra, constituye el marco perfecto para una hermandad que conjuga tradición y espiritualidad.

Durante la mayor parte del año, la imagen titular recibe culto en la Capilla de San Nicolás, situada en la nave del Evangelio de la Catedral. Esta capilla, construida en el siglo XVII, alberga un retablo obra de Jusepe Sánchez y Cristóbal de Honorato, realizado en el primer tercio del siglo XVII. El espacio se caracteriza por su recogimiento y su atmósfera propicia para la oración, convirtiéndose en lugar de referencia para los devotos de Jesús, Luz y Vida.

Sin embargo, durante la festividad de la Hermandad y en las celebraciones propias del ciclo litúrgico de difuntos, la imagen titular es trasladada a la capilla del Cementerio de San Atilano, donde permanece expuesta al culto público durante varios días. Este traslado reviste especial significado, pues refuerza el vínculo entre la hermandad y su misión de memoria hacia los difuntos.

El hábito distintivo de los hermanos

Los cofrades de la Hermandad de Jesús, Luz y Vida lucen un atuendo de gran sobriedad y sencillez que refuerza el carácter penitencial de la institución. El hábito consiste en una túnica de color hueso confeccionada en una sola pieza, siguiendo el estilo cisterciense. Este diseño, inspirado en las vestiduras monacales, evoca el recogimiento y la austeridad propias de la vida contemplativa.

Una característica fundamental del atuendo es que no distingue entre géneros: tanto hombres como mujeres visten la misma túnica, simbolizando la igualdad de todos los hermanos ante Dios. Cada cofrade porta al cuello un medallón numerado con el anagrama de la Hermandad, elemento identificativo que refuerza el sentido de pertenencia a la institución.

El elemento más característico y simbólicamente significativo del atuendo es el farol eléctrico artesanal que cada hermano porta durante la procesión. Estos faroles, elaborados a mano, iluminan el recorrido nocturno y constituyen una manifestación visual del propio nombre de la hermandad: la luz que disipa las tinieblas, la esperanza que vence a la muerte. La imagen de centenares de luces avanzando por las calles zamoranas hacia el cementerio resulta profundamente emotiva y transmite con intensidad el mensaje de vida eterna que la hermandad desea proclamar.

Patrimonio escultórico y artístico

La Hermandad de Jesús, Luz y Vida cuenta con una única imagen titular de gran valor artístico y espiritual. La escultura, denominada «Jesús, Luz y Vida», fue tallada en 1989 por el prestigioso imaginero zamorano Hipólito Pérez Calvo, coincidiendo con la primera salida procesional de la hermandad.

Hipólito Pérez Calvo (1936-2009), nacido en Bercianos de Vidriales, fue uno de los escultores más destacados de la Escuela castellana del siglo XX. Formado en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde estudió con maestros como Enrique Pérez Comendador y Juan Adsuara, desarrolló una brillante carrera como docente y creador. Doctor en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca con una tesis sobre la imaginería de la Semana Santa zamorana, Pérez Calvo compaginó la enseñanza con la creación escultórica, dejando un legado artístico fundamental tanto en obra religiosa como en escultura urbana.

La imagen de Jesús, Luz y Vida está tallada en madera de tilo, material noble especialmente apreciado en imaginería por su textura suave y su capacidad para recoger detalles minuciosos. La escultura representa a Jesucristo en una actitud implorante hacia el Padre, rogando para que la Resurrección se produzca. Se trata de una iconografía singular y poco frecuente en la imaginería procesional española: Cristo aparece de pie, con los brazos ligeramente elevados y las manos abiertas en gesto orante, dirigiendo su mirada hacia lo alto.

La expresión del rostro transmite una profunda serenidad mezclada con determinación, reflejando el momento previo a la victoria definitiva sobre la muerte. Las vestiduras, talladas con maestría, presentan pliegues naturalistas que dotan de dinamismo a la figura. El tratamiento anatómico es preciso, mostrando la maestría técnica de Pérez Calvo en la representación del cuerpo humano.

Durante la procesión, la imagen es portada a hombros por cincuenta hermanos de carga sobre un trono con andas externas. El paso procesional se caracteriza por su sobriedad, en consonancia con el espíritu de la hermandad, permitiendo que la atención se centre en la figura de Cristo y en el mensaje que transmite.

Procesión del Sábado de Pasión

La salida procesional de la Hermandad de Jesús, Luz y Vida constituye uno de los momentos más singulares y emotivos de la Semana Santa de Zamora. Tiene lugar en la tarde-noche del Sábado de Pasión, también conocido como Sábado de Lázaro, una semana antes del Domingo de Ramos, marcando así el inicio de las celebraciones pasionales zamoranas.

La procesión comienza a las 19:00 horas con un acto de oración en el atrio de la Catedral. Este momento de recogimiento previo resulta fundamental para preparar espiritualmente a los hermanos antes de iniciar el recorrido. Aproximadamente a las 19:30 horas, la comitiva inicia su marcha desde la Plaza de la Catedral.

El itinerario procesional atraviesa el corazón histórico de Zamora: Plaza de la Catedral, Puerta del Obispo, Peñas de Santa Marta, Plaza Antonio del Águila, calle del Obispo Manso, Plaza Arias Gonzalo, Plaza de Fray Diego de Deza, calle de San Ildefonso y la emblemática Cuesta del Pizarro. Este descenso pronunciado, especialmente espectacular cuando los setecientos faroles iluminan la noche, conduce a la procesión hacia la Avenida de Vigo y el histórico Puente de Piedra, cruce medieval sobre el río Duero.

Tras cruzar el puente, la comitiva continúa por la Plaza de Belén, calle Cabañales y calle del Sepulcro hasta alcanzar el Cementerio Municipal de San Atilano, destino final del recorrido de ida. Es en este camposanto, cargado de historia y memoria, donde tiene lugar el momento central de la procesión: el Acto de Oración y Ofrenda Floral.

En este emotivo ceremonial, que se desarrolla en el crucero del cementerio, el Alcalde de Zamora realiza tradicionalmente la ofrenda floral en nombre de toda la comunidad, rindiendo homenaje a cuantos descansan en el camposanto y, especialmente, a todos los miembros fallecidos de las distintas cofradías y hermandades de la ciudad. Cuatro hermanos portan una corona de flores que se deposita solemnemente mientras se elevan oraciones por los difuntos.

Durante el acto interviene el Cuarteto Musical de la Hermandad, una agrupación de viento que interpreta piezas de recogimiento, y el Coro de Jesús, Luz y Vida, que entona el salmo «De Profundis», oración ancestral de la Iglesia por los difuntos. La combinación de música, silencio, oración y la luz titilante de los faroles crea una atmósfera de profunda espiritualidad que conmueve tanto a hermanos como a espectadores.

Tras el acto en el cementerio, la procesión emprende el regreso a la Catedral por las calles del Sepulcro, Cabañales, Plaza de Belén, Puente de Piedra, Avenida de Vigo, Cuesta del Pizarro, San Ildefonso, calle del Arcipreste, Plaza de los Ciento, Rúa de los Notarios y Plaza de la Catedral, donde finaliza aproximadamente sobre las 22:30 horas.

Otros actos litúrgicos

Más allá de su procesión característica del Sábado de Pasión, la Hermandad de Jesús, Luz y Vida mantiene una intensa actividad litúrgica y devocional a lo largo del año. Su calendario de cultos refleja la profunda vinculación de la institución tanto con el misterio pascual como con la memoria de los difuntos.

Durante la Vigilia Pascual en la noche del Sábado Santo, la hermandad participa activamente en la solemne celebración que tiene lugar en la Santa Iglesia Catedral de Zamora. Esta liturgia, considerada la más importante del año cristiano, conmemora la Resurrección de Cristo y simboliza el paso de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, mensaje que conecta plenamente con el carisma fundacional de la hermandad. La participación en este acto refuerza el significado del nombre «Luz y Vida» y completa el ciclo iniciado una semana antes con la procesión del Sábado de Pasión.

La Festividad de la Hermandad se celebra en torno al 2 de noviembre, coincidiendo con la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos. Durante estos días, la imagen titular es trasladada desde la Capilla de San Nicolás hasta la capilla del Cementerio de San Atilano, donde permanece expuesta al culto público desde finales de octubre hasta principios de noviembre, permitiendo a los fieles acercarse para venerar la imagen en el propio camposanto.

El día 2 de noviembre se celebra la tradicional Procesión de Ánimas en el interior del Cementerio de San Atilano. A las 20:15 horas, la imagen de Jesús, Luz y Vida es portada por las calles del camposanto mientras el Coro de la Hermandad y los fieles rezan el Santo Rosario por todos los difuntos. Este acto, realizado en colaboración con la Cofradía de las Ánimas, constituye una manifestación profunda de fe en la vida eterna y de comunión con quienes nos precedieron.

Posteriormente, generalmente el primer fin de semana de noviembre, tiene lugar la Misa Conmemorativa en la capilla del cementerio, dedicada específicamente a todos los difuntos de la Semana Santa de Zamora. Esta eucaristía, a la que asisten hermanos de todas las cofradías y hermandades de la ciudad, refuerza el carácter integrador de Jesús, Luz y Vida como hermandad al servicio de toda la familia cofrade zamorana.

La jornada concluye habitualmente con la Cena de Hermandad, momento de convivencia fraterna que estrecha los lazos entre los miembros de la institución y que se ha convertido en cita imprescindible del calendario de la hermandad.

Aspectos destacables

La Hermandad de Jesús, Luz y Vida presenta múltiples aspectos que la convierten en una institución única dentro del panorama cofrade español. Su singularidad no reside únicamente en su juventud relativa, sino en el conjunto de elementos que conforman su identidad y su mensaje.

En primer lugar, destaca su carácter pionero como hermandad dedicada específicamente al recuerdo de los difuntos cofrades. Mientras otras cofradías centran su devoción en misterios pasionales o advocaciones marianas, Jesús, Luz y Vida dirige su mirada hacia la Resurrección y hacia quienes ya han completado su camino terrenal. Esta perspectiva complementa magistralmente el dramatismo de otras procesiones de la Semana Santa zamorana, aportando un mensaje de esperanza y consuelo.

El destino procesional resulta igualmente singular: el Cementerio Municipal de San Atilano. Pocas procesiones en España tienen como meta un camposanto, lo que confiere a este desfile un significado especial. El cementerio zamorano, construido en 1834 debido a una epidemia de cólera, alberga en su interior la antigua ermita de San Atilano, patrón de la ciudad, así como numerosos panteones de gran valor artístico y arquitectónico. La capilla del cementerio, donde cada año se expone la imagen de Jesús, Luz y Vida durante las festividades de difuntos, constituye un espacio de gran carga simbólica.

La iluminación mediante faroles artesanales portados por todos los hermanos crea un efecto visual impresionante, especialmente en el descenso por la Cuesta del Pizarro y durante el cruce del Puente de Piedra. Esta marea luminosa que avanza por las calles zamoranas en la noche del Sábado de Pasión se ha convertido en una de las estampas más fotogénicas y emotivas de la Semana Santa de la ciudad.

El acompañamiento musical mediante el Cuarteto de Viento y el Coro de la Hermandad, que interpretan piezas especialmente compuestas o adaptadas para la ocasión, diferencia esta procesión de otras que discurren en silencio o acompañadas por marchas procesionales tradicionales. La interpretación del «De Profundis» en el cementerio constituye uno de los momentos de mayor intensidad emocional de toda la Semana Santa zamorana.

Finalmente, resulta significativo el gesto del Alcalde realizando la ofrenda floral en nombre de todos los zamoranos. Este acto, que se repite cada año, simboliza la unión entre las instituciones civiles y religiosas de la ciudad en torno a la memoria colectiva y refuerza el carácter integrador de la hermandad.

Información práctica

Si deseas presenciar la procesión de la Hermandad de Jesús, Luz y Vida o participar en sus actos religiosos, conviene tener en cuenta algunas recomendaciones prácticas que facilitarán tu experiencia.

Cuándo acudir: La procesión tiene lugar el Sábado de Pasión, una semana antes del Domingo de Ramos. Las fechas varían cada año en función del calendario litúrgico, por lo que conviene consultar con antelación el programa oficial de la Semana Santa de Zamora. El acto comienza a las 19:00 horas en el atrio de la Catedral.

Mejores lugares para contemplar la procesión: La Plaza de la Catedral ofrece el marco incomparable del templo románico iluminado. La Cuesta del Pizarro resulta espectacular para contemplar el descenso de los faroles hacia el río. El Puente de Piedra, especialmente desde sus márgenes, permite apreciar el reflejo de las luces sobre el Duero. Si deseas asistir al momento más emotivo, puedes dirigirte directamente al Cementerio de San Atilano, aunque ten en cuenta que se trata de un espacio más reducido.

Vestimenta recomendada: Dado que la procesión tiene lugar a finales de marzo, las temperaturas en Zamora pueden ser frescas, especialmente durante la noche. Se recomienda llevar abrigo y calzado cómodo, ya que el recorrido es extenso. Si planeas seguir la procesión hasta el cementerio y regresar caminando al centro, calcula aproximadamente una hora de marcha en cada sentido.

Alojamiento en Zamora: La ciudad cuenta con una amplia oferta hotelera que se concentra especialmente en el casco histórico y en las inmediaciones de la Plaza Mayor. Durante la Semana Santa la ocupación es muy alta, por lo que conviene reservar con varios meses de antelación. Opciones como el Parador de Zamora, instalado en el Palacio de los Condes de Alba y Aliste, ofrecen una experiencia única. También encontrarás hostales y pensiones de precios más económicos en las calles del entorno de la Catedral.

Cómo llegar a Zamora: La ciudad está bien comunicada por carretera. Desde Madrid, la A-6 y posteriormente la A-11/N-VI conducen a Zamora en aproximadamente dos horas y media. Desde Valladolid, la A-11 cubre el trayecto en unos 90 kilómetros. Zamora también dispone de estación de autobuses con conexiones regulares con las principales ciudades de Castilla y León y Madrid. La estación de tren ofrece servicios de media distancia.

Gastronomía local: Tras presenciar la procesión, nada mejor que disfrutar de la cocina zamorana. El bacalao a la tranca, el arroz a la zamorana, las mollejas y el queso de oveja son especialidades imprescindibles. Los vinos de Toro y de Fermoselle acompañan perfectamente estos platos. En fechas de Semana Santa, las roscas y los dulces conventuales cobran especial protagonismo.

Otros atractivos de Zamora: Aprovecha tu visita para descubrir el extraordinario patrimonio románico de la ciudad. Además de la Catedral, no dejes de visitar iglesias como San Cipriano, San Claudio de Olivares, Santa María Magdalena o Santiago del Burgo. El Museo de la Semana Santa, el Castillo y las murallas, así como un paseo por el casco histórico medieval, completarán tu experiencia en la ciudad del Duero.

Preguntas frecuentes

¿Cuándo se fundó la Hermandad de Jesús, Luz y Vida?

La hermandad fue aprobada canónicamente el 3 de mayo de 1988 y realizó su primera salida procesional el 11 de marzo de 1989, convirtiéndose así en la cofradía más reciente de la Semana Santa de Zamora.

¿Por qué la procesión va hasta el cementerio?

La Hermandad de Jesús, Luz y Vida nació con la finalidad específica de rendir homenaje a todos los miembros fallecidos de las distintas cofradías y hermandades de Zamora. El recorrido hasta el Cementerio de San Atilano y la ofrenda floral que allí se realiza constituyen el acto central de su devoción y simbolizan la comunión entre vivos y difuntos en la fe común en la Resurrección.

¿Qué significa el nombre «Luz y Vida»?

El nombre hace referencia a Cristo como luz que rompe las tinieblas de la muerte y como fuente de vida eterna. Simboliza la esperanza cristiana en la Resurrección y recuerda que la muerte no es el final, sino el paso hacia la vida definitiva junto a Dios.

¿Quién fue el escultor de la imagen titular?

La imagen de Jesús, Luz y Vida fue tallada en 1989 por el prestigioso escultor zamorano Hipólito Pérez Calvo (1936-2009), uno de los más destacados imagineros de la Escuela castellana del siglo XX, formado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

¿Cuántos hermanos tiene la cofradía actualmente?

La hermandad cuenta con aproximadamente 700 hermanos activos, todos ellos vestidos de igual manera sin distinción de género, portando túnicas de color hueso estilo cisterciense y faroles eléctricos artesanales.

¿Dónde se puede venerar la imagen durante el año?

Durante la mayor parte del año, la imagen de Jesús, Luz y Vida recibe culto en la Capilla de San Nicolás de la Catedral de Zamora. Sin embargo, en torno a la festividad de Todos los Santos y Difuntos, la imagen es trasladada a la capilla del Cementerio de San Atilano, donde permanece expuesta varios días para facilitar la veneración de los fieles.

¿Qué horario tiene la procesión del Sábado de Pasión?

El acto de oración comienza a las 19:00 horas en el atrio de la Catedral, y la procesión inicia su marcha aproximadamente a las 19:30 horas. El regreso al templo se produce sobre las 22:30 horas, tras el emotivo acto en el Cementerio de San Atilano.

¿Participa la hermandad en otros actos además de la procesión del Sábado de Pasión?

Sí, la hermandad participa en la Solemne Vigilia Pascual del Sábado Santo en la Catedral. Además, organiza diversos actos en torno al 2 de noviembre, como la Procesión de Ánimas en el cementerio, la Misa Conmemorativa por los difuntos de la Semana Santa y la Cena de Hermandad.

¿Se puede acceder al cementerio durante la procesión siendo espectador?

Sí, el Cementerio de San Atilano permanece abierto durante la procesión y cualquier persona puede presenciar el acto de ofrenda floral y oración que tiene lugar en el crucero del camposanto. Se recomienda guardar el respeto propio del lugar y del momento.

¿Qué simbolizan los faroles que portan los hermanos?

Los faroles eléctricos artesanales que porta cada hermano simbolizan la luz de Cristo que vence a las tinieblas de la muerte, la esperanza en la vida eterna y el camino iluminado hacia la Resurrección. La imagen de centenares de luces avanzando por la noche zamorana resulta profundamente evocadora del mensaje de la hermandad.

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