Iglesia de San Frontis

En la margen izquierda del río Duero, frente al histórico barrio de Olivares y junto al emblemático Puente de Piedra, se alza la Iglesia de San Frontis, un templo de origen románico que constituye uno de los escenarios más significativos de la Semana Santa de Zamora. Declarada Bien de Interés Cultural el 26 de septiembre de 2013, esta iglesia no solo destaca por su valor arquitectónico e histórico, sino especialmente por albergar durante el año la imagen del Nazareno de San Frontis, cuyo traslado procesional marca oficialmente el comienzo de las celebraciones pasionales en la ciudad.

Iglesia de San Frontis, Zamora.
Iglesia de San Frontis, Zamora. Foto: José Antonio Gil Martínez, Wikimedia Commons (CC BY 2.0).

La iglesia se encuentra en la Plaza de San Frontis, número 2, en el corazón del barrio que lleva su mismo nombre, conocido históricamente como San Frontis extrapontem por su ubicación «al otro lado del puente». Este arrabal medieval, surgido en la margen izquierda del Duero, fue fundado a principios del siglo XIII y se desarrolló como un núcleo de población vinculado al Camino de Santiago y a la red asistencial de hospitales y alberguerías para peregrinos.

La peculiaridad de esta iglesia reside en su doble dimensión: por un lado, es un testimonio arquitectónico del románico tardío zamorano con elementos constructivos del siglo XIII; por otro, se ha convertido en uno de los templos más queridos y venerados por los zamoranos debido a la profunda devoción que despierta el Nazareno, popularmente conocido como «el Mozo», cuya salida procesional congrega cada año a miles de fieles en las calles de la ciudad.

Fundación y Trayectoria

La Iglesia de San Frontis fue fundada a comienzos del siglo XIII por Aldovino de Périgord, un canónigo francés que formaba parte del contingente de clérigos francos que llegaron a Zamora para participar en la repoblación y reorganización eclesiástica de la ciudad tras la reconquista. La presencia de este grupo de religiosos franceses en Zamora está directamente relacionada con el nombramiento de Bernardo de Périgueux (o Bernardo de Perigord) como obispo de la diócesis zamorana en el siglo XII.

Bernardo de Périgueux, procedente de la región francesa de Périgord, trajo consigo a varios clérigos de su tierra natal para apoyar la labor pastoral y organizativa de la diócesis. Entre estos religiosos se encontraba Aldovino, quien ostentaba el cargo de canónigo de la Catedral de Zamora. Gracias a esta posición y a los recursos de que disponía, Aldovino pudo emprender la construcción de un hospital o albergue para peregrinos que transitaban por el Camino de Santiago en su variante occidental, que atravesaba Zamora.

El complejo hospitalario incluía una iglesia que, siguiendo la tradición de su fundador, fue dedicada a San Front (en español, San Frontis), evangelizador y primer obispo de Périgueux, patrón de la región francesa de Périgord. Esta advocación, única en España, convierte a la iglesia zamorana en un testimonio singular de los vínculos históricos entre Zamora y el sur de Francia durante la Edad Media.

La lápida sepulcral de Aldovino, fundador del templo, se conserva en el interior de la iglesia, empotrada en el muro de la nave meridional. Se trata de una inscripción epigráfica de gran valor histórico cuya transcripción, según estudios especializados, reza: «Aquí yace enterrado quien fundó este lugar, nacido en el Périgord y llamado Aldovino, alabado por sus cualidades, apreciado por su buena fama y por su vida, que murió el último día de junio de la era 1253», es decir, el 30 de junio de 1215 (la era hispánica llevaba 38 años de adelanto respecto al cómputo cristiano).

Esta lápida no solo constituye un documento fundamental para conocer el origen del templo, sino que también proporciona valiosa información sobre la importancia de la presencia francesa en la Zamora medieval y el papel que desempeñaron estos clérigos en la configuración religiosa y cultural de la ciudad.

Durante la Edad Media, el templo y su hospital cumplieron una importante función asistencial, ofreciendo cobijo, alimento y atención médica a peregrinos, viajeros y enfermos. El arrabal de San Frontis se convirtió así en un punto de referencia para quienes transitaban por esta parte del Camino de Santiago, y la iglesia actuaba como centro espiritual de esta comunidad hospitalaria.

A lo largo de los siglos, la iglesia experimentó diversas transformaciones arquitectónicas. En el siglo XVI se realizó una importante ampliación con la construcción de una nueva nave en el lado meridional, que se comunicó con la nave original mediante dos grandes arcos de diferente tamaño abiertos en el muro románico. Esta intervención modificó sustancialmente la configuración espacial del templo, convirtiéndolo en una iglesia de dos naves.

En el siglo XIX, el templo sufrió los efectos de la gran riada del Duero de 1860, una de las inundaciones más devastadoras que ha sufrido Zamora. Una inscripción conservada en el interior del templo, situada junto al epitafio de Aldovino, narra los graves daños causados por esta crecida y marca el nivel que alcanzó el agua en el interior de la iglesia. Este testimonio epigráfico constituye un valioso documento histórico sobre los riesgos naturales que han amenazado históricamente a la ciudad y, en particular, a los barrios ribereños como San Frontis.

En tiempos más recientes, se han realizado diversos trabajos de consolidación y restauración del edificio. Los estudios arqueológicos llevados a cabo en las últimas décadas han permitido identificar una capilla funeraria septentrional adosada a la nave norte, así como evidencias de un antiguo osario y numerosos enterramientos documentados entre la Edad Media y el siglo XIX. Estos hallazgos confirman el carácter funerario que tuvo el templo a lo largo de su historia, acogiendo los restos de feligreses del barrio y de benefactores del hospital.

Datos Prácticos de Visita

Localización y Acceso al Templo

La Iglesia de San Frontis se localiza en la Plaza de San Frontis, 2, 49027 Zamora. El templo está situado en el barrio del mismo nombre, en la margen izquierda del río Duero, muy próximo al histórico Puente de Piedra y a las Aceñas de Olivares. Para llegar hasta la iglesia desde el centro histórico de Zamora, se debe cruzar el Duero por el Puente de Piedra y, tras unos metros, girar a la derecha siguiendo las indicaciones hacia el barrio de San Frontis.

El acceso es cómodo tanto a pie como en vehículo, existiendo posibilidades de aparcamiento en las calles adyacentes a la plaza. La zona es tranquila y ofrece un ambiente característico de los barrios históricos zamoranos, con construcciones tradicionales y vistas al río.

Horarios de Culto y Visita

La iglesia mantiene culto religioso regular como parroquia del barrio de San Frontis. Los horarios de misa son los siguientes:

  • Entre semana: Jueves a las 19:00 horas
  • Sábados: 19:30 horas
  • Domingos y festivos: 11:00 horas
  • Camino Neocatecumenal: 17:30 horas (de octubre a junio) y 21:00 horas (de julio a septiembre)

Para visitas turísticas fuera de los horarios de culto, se recomienda contactar previamente con la parroquia o con la Oficina de Turismo de Zamora (teléfono 980 531 845) para confirmar la disponibilidad y organizar el acceso al interior del templo. El templo no forma parte del circuito de iglesias románicas visitables con bono turístico, por lo que habitualmente solo se puede acceder durante las celebraciones litúrgicas.

Cómo Llegar y Aparcamiento

Desde el centro histórico de Zamora, el itinerario más directo es descender por la Avenida de Vigo hasta el Puente de Piedra, cruzar el río y girar inmediatamente a la derecha por la Avenida del Nazareno de San Frontis, que conduce directamente a la plaza del templo. El recorrido a pie desde la Catedral hasta San Frontis es de aproximadamente 15-20 minutos, atravesando zonas de gran interés histórico y paisajístico.

Para quienes lleguen en vehículo, existen posibilidades de estacionamiento en las calles circundantes, aunque la capacidad es limitada. En días de celebraciones especiales, particularmente durante el traslado del Nazareno en el Jueves de Pasión o la procesión del Martes Santo, se recomienda utilizar los aparcamientos del centro y desplazarse a pie, ya que la afluencia de público colapsa las vías de acceso al barrio.

Contacto con la Parroquia

Para más información sobre actividades pastorales, celebraciones especiales o visitas concertadas, se puede contactar directamente con la Parroquia de San Frontis a través de su página web oficial o mediante los teléfonos facilitados por la Diócesis de Zamora. La parroquia organiza diversas actividades a lo largo del año, incluyendo catequesis, grupos de pastoral y actos religiosos relacionados con la devoción al Nazareno.

Características Arquitectónicas

La Iglesia de San Frontis presenta una configuración arquitectónica que refleja las diversas fases constructivas y reformas que ha experimentado a lo largo de más de ocho siglos. Del templo románico original, edificado a comienzos del siglo XIII, se conserva fundamentalmente la cabecera, mientras que el resto del edificio ha sido objeto de importantes transformaciones, especialmente en el siglo XVI.

La planta actual del templo es de dos naves rectangulares con una amplia cabecera. La nave original, de época románica, es de reducidas dimensiones y estaba cubierta con techumbre de madera. Una peculiaridad significativa del diseño original es que la capilla mayor tiene unas proporciones casi tan grandes como la propia nave, e incluso es ligeramente más ancha que ella, lo que confiere al conjunto una apariencia singular.

El Ábside Románico

La parte más valiosa y mejor conservada del edificio románico es el ábside, de planta semioctogonal (poligonal), construido en sillería de piedra. Esta cabecera presenta contrafuertes angulares que refuerzan los vértices del polígono y se elevan hasta media altura del muro, proporcionando solidez estructural al conjunto.

El ábside está coronado por una cornisa decorada con canecillos de ejecución tosca pero expresiva. Estos modillones presentan una decoración variada que incluye elementos de nacela (perfil cóncavo), figuras zoomórficas con cabezas de animales, y algunos motivos antropomorfos muy deteriorados por el paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas. Aunque su estado de conservación no es óptimo, estos canecillos constituyen un testimonio del lenguaje escultórico del románico tardío zamorano.

En el interior, el hemiciclo absidal conserva parte de su articulación medieval. La cabecera y la nave están separadas por un arco doble apuntado, elemento que marca la transición entre el espacio de los fieles y el presbiterio donde se sitúa el altar.

La Ampliación del Siglo XVI

En el siglo XVI, época de importantes reformas en muchos templos zamoranos, se llevó a cabo una sustancial ampliación del edificio mediante la construcción de una nueva nave en el lado meridional (sur). Esta nave renacentista se comunicó con la nave románica original mediante la apertura de dos arcos de gran envergadura en el muro medieval.

Estos arcos, de diferente tamaño, rompen la continuidad del muro románico pero permiten integrar ambos espacios en un conjunto funcional de dos naves. La intervención del siglo XVI aprovechó la portada de arco apuntado que existía en el templo románico, incorporándola a la nueva configuración. Esta portada, aunque alterada, mantiene elementos góticos que testimonian la evolución arquitectónica del edificio.

También en el siglo XVI se construyó la actual capilla mayor, dedicada originalmente a San Antonio, cuya cronología, según han demostrado los estudios arqueológicos, es posterior a la de la nave románica, contradiciendo la hipótesis tradicional que consideraba esta capilla como parte del templo primitivo.

Retablos y Patrimonio Mueble

En el interior del templo se conservan varios retablos de interés, el principal de los cuales procede de la cercana localidad de Malva. Este retablo mayor presenta una compleja iconografía y fue trasladado a San Frontis probablemente tras la desamortización del siglo XIX o por el cierre de algún templo rural.

Entre las piezas escultóricas destacadas del templo se encuentra una hermosa imagen de la Virgen del Rosario del siglo XVI, ricamente dorada y estofada, atribuida a un escultor zamorano de filiación romanista. La talla, de notable calidad, presenta las características del manierismo español de finales del Quinientos.

El retablo incluye también relieves en la predela con representaciones de los apóstoles: Santiago el Mayor, San Andrés, San Pedro y San Juan Evangelista, así como escenas de la vida de la Virgen (Anunciación y Visitación) realizadas por el pintor zamorano Martín de Aguirre, a quien se le encargó la obra pictórica del conjunto.

Las Inscripciones Históricas

Dos importantes lápidas epigráficas se conservan en los muros interiores del templo, constituyendo documentos históricos de primer orden:

La primera es el epitafio de Aldovino de Périgord, fundador del templo, fallecido en 1215. Esta inscripción, grabada en piedra y empotrada en el muro septentrional de la nave, proporciona valiosa información sobre el origen del templo y la identidad de su promotor.

La segunda lápida, situada junto a la anterior, fue colocada tras el desbordamiento del río Duero en 1860. El texto narra los graves daños causados por la riada en la ciudad y marca el nivel que alcanzó el agua en el interior del templo, dejando testimonio perpetuo de esta catástrofe natural que afectó especialmente a los barrios ribereños.

El Nazareno de San Frontis

Aunque la iglesia posee indudable valor arquitectónico e histórico, su fama y relevancia en la vida religiosa zamorana se deben principalmente a la imagen del Nazareno de San Frontis, también conocido como el Nazareno del Vía Crucis o, cariñosamente, como «el Mozo». Esta talla de vestir constituye una de las imágenes de mayor devoción entre los zamoranos y es el punto de partida simbólico de la Semana Santa de la ciudad.

Origen y Características de la Imagen

El Nazareno de San Frontis es una talla anónima de la primera mitad del siglo XVII, aunque algunos estudios la atribuyen al escultor Gaspar de Acosta. Se trata de una imagen de vestir, es decir, una escultura cuyas extremidades (cabeza, manos y pies) están talladas en madera de pino policromada, mientras que el cuerpo está concebido para ser cubierto con túnicas textiles.

La imagen representa a Jesús cargando con la cruz en su camino hacia el Calvario, momento de la Pasión conocido como el Vía Crucis. El rostro muestra una expresión de dolor contenido y resignación, con la mirada dirigida hacia el suelo, mientras las manos talladas sostienen simbólicamente el peso del madero.

El Nazareno viste una magnífica túnica de terciopelo morado bordada en oro, prenda de gran calidad y riqueza ornamental que se ha convertido en uno de los elementos más característicos de la imagen. La cruz que porta también está tallada en madera y presenta un tamaño considerable, acentuando el dramatismo de la escena.

Procedencia y Llegada a San Frontis

Originalmente, el Nazareno no perteneció a la iglesia de San Frontis, sino que recibía culto en la Ermita de la Cruz, un pequeño templo situado a la derecha de la carretera de Fermoselle, al final del barrio de San Frontis. Esta ermita, hoy desaparecida, era la sede de la antigua Cofradía de la Vera Cruz de San Frontis, documentada desde el siglo XVII.

La primera mención documental de la imagen se encuentra en las cuentas de la Cofradía de la Vera Cruz correspondientes al año 1655, lo que permite datar con cierta precisión la talla en la primera mitad del Seiscientos. A lo largo de los años, la imagen sufrió diversas restauraciones, muchas de ellas desafortunadas que alteraron sus características originales.

El 2 de noviembre de 1800, tras el abandono y probable ruina de la Ermita de la Cruz, la imagen fue trasladada definitivamente a la Iglesia de San Frontis, donde ha permanecido desde entonces. Este traslado marcó el inicio de una nueva etapa en la historia devocional de la imagen, que pasó de ser una devoción local del barrio a convertirse en una de las imágenes más veneradas de toda la ciudad.

Restauraciones Modernas

En el siglo XX, el Nazareno ha sido objeto de varias intervenciones de conservación y restauración. En 1954, el escultor segoviano Florentino Trapero le talló unas nuevas manos, retocó el color del rostro y de la cabellera, mejorando notablemente la apariencia de la imagen. Esta restauración fue costeada conjuntamente por la Junta Pro Semana Santa y la Cofradía de Jesús del Vía Crucis.

Junto con la restauración escultórica, se sustituyó la pequeña cruz original por otra de mayor tamaño, más acorde con las proporciones procesionales. En 1962, debido a la creciente devoción popular, se estrenó una túnica de lino blanco con ceñidor de esparto para las procesiones de penitencia, aunque posteriormente se volvió a la túnica morada tradicional.

En 2004 se realizó un nuevo pedestal-altar en madera de cerezo, diseñado por Ángel Luis Esteban Ramírez y ejecutado por el tallista zamorano José Antonio Pérez, para la exposición permanente del Nazareno en la iglesia de San Frontis. Esta pieza de mobiliario litúrgico permite una adecuada presentación de la imagen durante el año y facilita su contemplación devocional.

El Traslado del Nazareno

Uno de los momentos más esperados y emblemáticos del calendario religioso zamorano es el Traslado Procesional del Nazareno de San Frontis, que tiene lugar el Jueves de Pasión, es decir, el jueves anterior al Viernes de Dolores, una semana antes del inicio de la Semana Santa propiamente dicha. Este acto marca de forma oficial el comienzo de las celebraciones pasionales en la ciudad y convoca a miles de zamoranos y visitantes que acompañan al «Mozo» en su traslado desde el barrio de San Frontis hasta la Catedral.

Historia del Traslado

La tradición del traslado se instauró en 1941, cuando la parroquia organizó por primera vez el desplazamiento de la imagen desde San Frontis hasta la Catedral, en la tarde del Domingo de Ramos. El objetivo era que el Nazareno presidiera un triduo en el templo mayor de Zamora durante los días previos a la Semana Santa. Inicialmente, la imagen era devuelta al templo sanfrontino en la tarde del Martes Santo.

Con el paso de los años, el traslado fue ganando en popularidad y solemnidad, hasta convertirse en un auténtico acontecimiento procesional. En 1970 se realizó por última vez el traslado el Viernes de Dolores. En 1990 se recuperó la tradición, pero adelantando la fecha al Jueves de Pasión y estableciendo un formato más solemne, con el Nazareno portado a hombros por vecinos del barrio.

Desde entonces, el traslado del Jueves de Pasión se ha consolidado como el acto inaugural de la Semana Santa zamorana, con una carga simbólica muy potente: Cristo toma la cruz y sube a la ciudad por la cuesta del Pizarro (antigua puerta medieval) para vivir los días de la Pasión «murallas adentro», dejando atrás el barrio extramuros de San Frontis.

Desarrollo del Traslado Procesional

El acto comienza a las 20:00 horas con la celebración de la Liturgia de la Palabra en la Iglesia Parroquial de San Frontis. Al finalizar esta celebración, aproximadamente a las 20:30 horas, comienza el traslado procesional propiamente dicho.

La imagen del Nazareno, portada a hombros por vecinos del barrio de San Frontis, la mayoría de ellos miembros de la Cofradía del Señor y la Cruz (hermandad local que saca en procesión al Cristo de la Cruz el 14 de septiembre), inicia su recorrido por las calles del arrabal. El ambiente es de profunda emoción y recogimiento, con los balcones engalanados y los vecinos acompañando al Nazareno desde las puertas de sus casas.

El itinerario tradicional es el siguiente: Plaza de San Frontis, calle Fermoselle, Avenida del Nazareno de San Frontis, Puente de Piedra, Avenida de Vigo, Cuesta del Pizarro, calle San Pedro, Plaza Fray Diego de Deza, Plaza Arias Gonzalo, Obispo Manso, Plaza de Pío XII y Plaza de la Catedral. (Nota: en 2024 y 2025, debido a obras de restauración del Puente de Piedra, el recorrido se modificó temporalmente utilizando el Puente de los Poetas).

Uno de los momentos más emblemáticos del recorrido es el paso por la Avenida del Nazareno de San Frontis, junto a la orilla del Duero y con las vistas de la ciudad histórica como fondo. La imagen avanza lentamente por esta avenida mientras miles de personas guardan silencio, creando una atmósfera de extraordinaria intensidad espiritual.

El cruce del Puente de Piedra, construcción románica del siglo XIII que forma parte de la Vía de la Plata, constituye otro de los puntos culminantes. La imagen atraviesa el río iluminada por faroles y velas, en un efecto visual de gran belleza. Posteriormente, la subida por la Cuesta del Pizarro simboliza la ascensión de Cristo al Gólgota, con el Nazareno penetrando en el casco antiguo por una de las antiguas puertas de la muralla medieval.

La procesión concluye en la Plaza de la Catedral, donde el Nazareno ingresa en el templo mayor de Zamora entre aplausos y vítores de los fieles. Allí permanecerá hasta el Martes Santo, cuando regresará a su templo en la procesión de la Cofradía de Jesús del Vía Crucis.

El Martes Santo y la Cofradía de Jesús del Vía Crucis

El Martes Santo constituye el día grande del Nazareno de San Frontis y de su cofradía titular, la Cofradía de Jesús del Vía Crucis. Esta hermandad, fundada oficialmente en 1938 aunque con antecedentes en 1935, tiene su sede canónica en la Iglesia de San Frontis y organiza una de las procesiones más multitudinarias y emotivas de la Semana Santa zamorana.

La Procesión del Martes Santo

A las 20:15 horas del Martes Santo, el Nazareno sale de la Santa Iglesia Catedral acompañado por la imagen de la Virgen de la Esperanza, obra del escultor Víctor de los Ríos realizada en 1950. Aproximadamente 2.000 cofrades participan en el desfile, vistiendo túnica de estameña blanca con caperuz y escapulario morados, portando faroles de cera.

El cortejo procesional recorre las principales calles del casco histórico hasta llegar al Puente de Piedra, que atraviesa sobre las aguas del Duero. En la otra orilla, en la Plaza de Belén o en la rotonda de Los Pelambres (según las condiciones urbanísticas de cada año), tiene lugar uno de los momentos más conmovedores de toda la Semana Santa zamorana: la Despedida entre el Nazareno y la Virgen de la Esperanza.

En este emotivo instante, ambas imágenes realizan unas «reverencias» mutuas, inclinándose los pasos en señal de despedida. El Nazareno continúa su camino hacia la Iglesia de San Frontis, mientras que la Virgen se dirige al Convento de las Dominicas Dueñas de Cabañales, donde permanecerá hasta el Jueves Santo. Esta separación simboliza el dolor de María al ver partir a su Hijo hacia el Calvario.

Tras la despedida, el Nazareno recorre la Avenida del Nazareno de San Frontis, donde en 2005 se instalaron catorce bolardos de hierro y bronce diseñados por el escultor zamorano Ricardo Flecha Barrio, que representan las catorce estaciones del Vía Crucis. Al paso del Nazareno, cofrades y fieles rezan el Vía Crucis Popular Zamorano, deteniéndose en cada estación para meditar los misterios de la Pasión.

La procesión concluye en la Plaza de San Frontis, donde se realiza el rezo final del Vía Crucis antes del ingreso de la imagen en su templo, cerrando así una jornada de intensa devoción que deja una profunda huella en todos los participantes.

Características de la Cofradía

La Cofradía de Jesús del Vía Crucis es una de las hermandades más numerosas de la Semana Santa zamorana, con aproximadamente 2.000 hermanos. El hábito consiste en túnica de estameña blanca (tejido de lana basta), caperuz y fajín de estameña morada, guantes blancos y zapatos negros. Los cofrades portan faroles con velas, creando un efecto visual impresionante en la noche del Martes Santo.

A lo largo del desfile discurren diversos enseres procesionales de gran valor artístico: banderas, banderines, crucificados y, especialmente, las catorce cruces estacionales que representan las estaciones del Vía Crucis. Estas cruces, reformadas en 1990 según diseño del pintor zamorano Antonio Pedrero Yéboles, constituyen un elemento iconográfico fundamental de la procesión.

El desfile es acompañado por dos bandas de música que interpretan marchas dedicadas a las imágenes, destacando composiciones como «Nazareno de San Frontis» de Carlos Cerveró Alemany y «Esperanza de Zamora» o «Spes» de Antonio Pedrero Rojo.

Actividades y Celebraciones Anuales

Además de los grandes actos de la Semana Santa, la Parroquia de San Frontis organiza a lo largo del año diversas celebraciones y actividades relacionadas con la devoción al Nazareno y la vida pastoral de la comunidad.

La Función de Octubre constituye uno de los actos más tradicionales de la cofradía. En torno al último domingo de octubre se celebra en la parroquia, ante la imagen del Nazareno, una misa en memoria de los hermanos fallecidos. Tras la eucaristía tiene lugar el tradicional convite ofrecido por los Mayordomos salientes, concluyendo la jornada con una comida de hermandad que refuerza los lazos entre los cofrades.

El 14 de septiembre, festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, la imagen del Nazareno sale en procesión por las calles del barrio de San Frontis, organizada por la Cofradía del Señor y la Cruz, hermandad local que tiene su sede en el mismo templo. Esta procesión, de carácter más local e íntimo que las de Semana Santa, mantiene viva la devoción al Nazareno durante el resto del año.

La parroquia desarrolla también una intensa labor pastoral con la comunidad del barrio, organizando catequesis para niños y jóvenes, grupos de formación cristiana, actividades caritativas y eventos culturales relacionados con el patrimonio histórico del templo.

Curiosidades Singulares

Una advocación única en España: La dedicación del templo a San Front (San Frontis), evangelizador y primer obispo de Périgueux (Francia), constituye un caso singular en el panorama español. Esta advocación, traída por el canónigo Aldovino de Périgord en el siglo XIII, es la única iglesia de España dedicada a este santo francés, testimoniando los vínculos históricos entre Zamora y la región francesa de Périgord durante la Edad Media.

El apodo de «el Mozo»: El Nazareno de San Frontis es conocido cariñosamente por los zamoranos como «el Mozo», denominación que hace referencia tanto a su juventud iconográfica (representa a Jesús en su edad adulta joven) como a la cercanía afectiva que los devotos sienten hacia la imagen. Esta familiaridad en el trato refleja la profunda relación emocional entre los fieles y el Nazareno, considerado casi como un miembro más de las familias del barrio.

Barrio extrapontem: El nombre San Frontis extrapontem («San Frontis al otro lado del puente») que recibía históricamente el barrio indica claramente su condición de arrabal situado fuera de las murallas medievales, en la margen izquierda del Duero. Esta denominación latina, conservada en documentos medievales, subraya la importancia del Puente de Piedra como vínculo entre el núcleo urbano amurallado y los arrabales ribereños.

Hospital de peregrinos: El complejo original de San Frontis no era solo un templo, sino un hospital o alberguería para peregrinos del Camino de Santiago. Esta función asistencial era característica de muchos establecimientos religiosos medievales situados en rutas de peregrinación. El hospital de San Frontis proporcionaba cobijo, alimento y atención médica a los caminantes que transitaban por la variante occidental del Camino hacia Santiago de Compostela.

La riada de 1860: La inscripción que marca el nivel alcanzado por las aguas del Duero en la inundación de 1860 constituye un testimonio histórico de primer orden sobre los riesgos naturales que han amenazado históricamente a Zamora. Esta catastrófica crecida del río causó graves daños en los barrios ribereños, especialmente en San Frontis y Olivares, dejando una huella imborrable en la memoria colectiva de la ciudad.

La separación de las imágenes: El momento de la despedida entre el Nazareno y la Virgen de la Esperanza en el Martes Santo es uno de los instantes más emotivos de toda la Semana Santa española. Las «reverencias» que realizan ambos pasos, inclinándose mutuamente en señal de adiós, provocan la emoción de miles de personas que contemplan en silencio esta escenificación del dolor de la separación entre Jesús y María en el camino hacia el Calvario.

Vínculos con Fermoselle: La proximidad del barrio de San Frontis con la carretera que conduce a Fermoselle, población zamorana de la comarca de Sayago, ha creado lazos históricos entre ambos núcleos. La desaparecida Ermita de la Cruz, primera sede del Nazareno, estaba situada junto a esta vía de comunicación. Los faroles de plata estrenados en 2006 para la mesa del Nazareno se diseñaron según un modelo conservado en la parroquia de Fermoselle.

Hallazgos arqueológicos: Las excavaciones realizadas en el entorno del templo han revelado la existencia de una capilla funeraria adosada a la nave norte, así como de un antiguo osario y numerosos enterramientos que abarcan desde la Edad Media hasta el siglo XIX. Estos hallazgos confirman el carácter funerario del templo y su importancia como lugar de enterramiento de la comunidad del barrio a lo largo de los siglos.

Signos de cantero: En los muros del templo románico se han identificado 28 signos lapidarios de 15 tipos diferentes, todos de diseño sencillo. El estudio gliptográfico revela la existencia de al menos una logia de canteros que trabajó en la fachada sur y dos en la fachada este, proporcionando valiosa información sobre la organización del trabajo en la construcción medieval del templo.

Preguntas Habituales

¿Quién fue Aldovino de Périgord y por qué fundó la iglesia?

Aldovino de Périgord fue un canónigo francés de la Catedral de Zamora, procedente de la región francesa de Périgord, que llegó a la ciudad en el contexto de la repoblación medieval dirigida por el obispo Bernardo de Périgueux. Con los recursos de su cargo eclesiástico, Aldovino fundó a comienzos del siglo XIII un hospital o albergue para peregrinos del Camino de Santiago, junto con una iglesia dedicada a San Front, patrón de su tierra natal. Falleció el 30 de junio de 1215 y fue enterrado en el propio templo, donde se conserva su lápida sepulcral con inscripción en latín.

¿Por qué se llama «el Mozo» al Nazareno de San Frontis?

El apelativo cariñoso de «el Mozo» con que los zamoranos se refieren al Nazareno de San Frontis tiene un doble significado. Por un lado, hace referencia a la juventud que representa la imagen, mostrando a Jesús en su edad adulta joven durante el camino al Calvario. Por otro lado, refleja la familiaridad y cercanía afectiva que los devotos sienten hacia esta imagen, tratándola con la misma naturalidad con que se refieren a un joven del barrio. Esta denominación popular subraya la profunda relación emocional entre los zamoranos y su Nazareno más querido.

¿Cuándo comienza oficialmente la Semana Santa de Zamora?

La Semana Santa de Zamora comienza oficialmente con el Traslado Procesional del Nazareno de San Frontis, que tiene lugar el Jueves de Pasión (jueves anterior al Viernes de Dolores), aproximadamente diez días antes del Domingo de Ramos. Este traslado, que conduce al Nazareno desde su iglesia del barrio de San Frontis hasta la Catedral cruzando el Puente de Piedra, marca simbólicamente el inicio de los actos pasionales. La imagen permanece en la Catedral hasta el Martes Santo, cuando regresa a su templo en la procesión de la Cofradía de Jesús del Vía Crucis.

¿Qué es la Despedida del Martes Santo?

La Despedida es uno de los momentos más emblemáticos y emotivos de la Semana Santa zamorana. Tiene lugar el Martes Santo, tras cruzar el Puente de Piedra en la procesión de la Cofradía de Jesús del Vía Crucis. Las imágenes del Nazareno de San Frontis y la Virgen de la Esperanza realizan unas reverencias mutuas, inclinándose los pasos en señal de despedida. Tras este momento, el Nazareno continúa hacia la Iglesia de San Frontis mientras que la Virgen se dirige al Convento de las Dueñas de Cabañales, simbolizando la dolorosa separación entre Jesús y María en el camino hacia el Calvario. Miles de personas contemplan en silencio este acto cargado de simbolismo religioso.

¿Se puede visitar la iglesia fuera de los horarios de misa?

La Iglesia de San Frontis mantiene culto regular como parroquia del barrio, con misas entre semana, sábados y domingos según el horario indicado. Para visitas turísticas fuera de los horarios de culto, se recomienda contactar previamente con la parroquia o con la Oficina de Turismo de Zamora. El templo no forma parte del circuito habitual de iglesias románicas visitables con bono turístico, por lo que el acceso turístico está limitado. La mejor oportunidad para contemplar el interior y la imagen del Nazareno es asistir a las celebraciones litúrgicas o visitar el templo durante los actos de Semana Santa.

¿Qué significa «extrapontem» en el nombre histórico del barrio?

El término latino «extrapontem» significa literalmente «al otro lado del puente» o «más allá del puente». El nombre San Frontis extrapontem que recibía históricamente el barrio indica su ubicación en la margen izquierda del río Duero, fuera de las murallas medievales de la ciudad. Para acceder desde el casco histórico amurallado hasta San Frontis era necesario cruzar el Puente de Piedra (también llamado Puente Viejo), que constituía el único paso sobre el río en época medieval. Esta denominación subraya la condición de arrabal o barrio periférico que tenía San Frontis, situado extramuros de la ciudad fortificada.

¿Qué relación tiene el templo con el Camino de Santiago?

La Iglesia de San Frontis fue fundada como parte de un complejo hospitalario destinado a dar asistencia a los peregrinos que transitaban por el Camino de Santiago en su variante occidental, que atravesaba Zamora. El hospital o alberguería de San Frontis proporcionaba cobijo, alimento y atención médica a los caminantes que seguían esta ruta jacobea. Esta función asistencial era característica de muchos establecimientos religiosos situados en las rutas de peregrinación durante la Edad Media. Aunque el hospital como tal desapareció hace siglos, la iglesia mantiene la memoria de aquella tradición hospitalaria y su vinculación con el fenómeno de las peregrinaciones medievales.

¿Por qué la Virgen de la Esperanza se queda en el Convento de Cabañales?

La permanencia de la Virgen de la Esperanza en el Convento de las Dominicas Dueñas de Cabañales desde el Martes Santo hasta el Jueves Santo responde a una tradición establecida en 1954. Tras la emotiva despedida con el Nazareno en el Puente de Piedra, la Virgen es conducida al convento de clausura del arrabal de Cabañales, donde permanece custodiada por las religiosas. El Jueves Santo por la mañana, la imagen sale en procesión desde el convento acompañada por la Sección de Damas de la Virgen de la Esperanza (hoy Cofradía independiente). Esta tradición añade un componente de dramatismo a la narrativa pasional, representando el dolor de María separada de su Hijo durante los días de la Pasión.

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